la transformación del paisaje

El término paisaje siempre ha sido complicado de explicar en cuanto el concepto va más allá del paisaje natural o del paisaje de una postal. Cuando se habla de paisaje lo habitual es que la gente piense en verde, un paisaje natural totalmente virgen que nunca ha sido pisado, y, en caso de que tenga cambiar el color, piensa en una playa.


Aunque este paisaje parece que siempre ha sido así, es el resultado de una transformación que llevo a cabo el hombre, pero lo tenemos tan asimilado [siempre lo hemos visto así] que a veces nos olvidamos.


Según el Convenio Europeo de Paisaje [en el que se basan la normativa existente en nuestro país sobre paisaje], la definición del concepto "paisaje" es la siguiente:

"por "paisaje" se entenderá cualquier parte del territorio tal como la percibe la población, cuyo resultado sea la acción y la interacción de factores naturales y/o humanos"

De esta forma podemos resumir diciendo que paisaje es cualquier parte del territorio.

Pero el otro día leyendo un artículo de Joan Nogué [catedrático de geografía humana] en el nº 20 de la revista Paisea encontramos algunas frases que ayudaban a entender mejor el significado del concepto paisaje en las que hablaba sobre la importancia del lugar y su identidad a través de un paisaje:

"Al hablar de paisaje estamos hablando de una porción de la superficie terrestre que ha sido modelada, percibida e interiorizada a lo larga de décadas o de siglos por las sociedades que viven en ese entorno"




Pero aún nos llamó más la atención cuando comentaba la transformación del paisaje. Este punto por norma general suele ser problemático, comparable con la restauración de edificios antiguos, y generador de opiniones tan diferentes entre ellas como lo serían los proyectos de sus dueños:

-  Por un lado están los más conservadores que evitan que se cambie ni una piedra del lugar y que conserve la misma apariencia que tiene  por los siglos de los siglos. 
-  Por otro lado están los más arriesgados que consideran que cada época tiene su manera constructiva, sus materiales y sus necesidades y que no ven mal hacer algo actual siempre que se respete el paisaje [aquí el problema viene cuando cada uno entiende una cosa distinta como "respeto al paisaje"]. 


Y la mayoría de la gente se encuentra en medio. Sin embargo a lo largo de los siglos el paisaje se ha ido transformando dependiendo de la necesidad de los hombres, y no hay mejor ejemplo que la agricultura en las montañas y lo abancalamientos a base de muros de piedra que ha tenido  que ir creando por supervivencia, por no hablar de las carreteras que se dibujan como cintas grises hasta que se pierden en el horizontes o los túneles que atraviesan las montañas [es evidente que no son bonitos, pero muchas veces son necesarios]. Hasta aquí bien, si hay muchos conservadores puede afectar ya que no dejará que el paisaje vaya evolucionando, pero el desastre llega cuando alguien que se encuentra entre los más arriesgados no entiende lo que significa "respeto al paisaje" ni que su proyecto está metido dentro de un contexto preexistente y que debería contar con ello para hacer el diseño.


Y esto Joan Nogué lo explica de la siguiente forma:

"El paisaje es dinámico por naturaleza [...]. Los paisajes estáticos están condenados a la fosilización, o a la tematización. No hay que temer el cambio y la transformación. Las prevenciones y temores ante la evolución de un paisaje sólo están justificados cuando hay riesgos evidentes de que se va a eliminar de un plumazo y sin consenso social aquellos elementos que le dan continuidad histórica y cuando ello provoca una inmediata y traumática pérdida del sentido del lugar. Es entonces cuando asistimos, lisa y llanamente, a su destrucción y no a su evolución pausada."

No habla que él que lo tiene que entender es el diseñador del proyecto, los que lo tienen que entender son las personas que lo seguirán considerando como "su paisaje".

Un artículo para reflexionar...